Agustín tiene 22 años y practica boxeo desde muy chico, ya que su padre se desempeñaba en la misma disciplina. Desde niño lo acompañaba a los entrenamientos y combates, a los 12 años decidió anotarse en otro gimnasio y luego de dos años logró debutar como boxeador amateur. Luego de transcurridos siete años en el amateurismo, el pugilista fue campeón del torneo Nuevos Valores, campeón regional tres veces y campeón nacional tres años consecutivos. Pero eso no es todo: “A nivel mundial estuve en Estambul, Turquía, un torneo de élite el cual perdí en fallo dividido 3-2; también participé en el continental de Guayaquil, Ecuador, donde me llevé la medalla de bronce; estuvimos en México junto a la selección.”
Como relataba Agustín, estuvo en el seleccionado nacional varios años, uno de sus sueños era poder competir con la albiceleste en los Juegos Olímpicos. Este sueño se vio frustrado como consecuencia del inicio de la pandemia, ya que por esta razón se suspendió el clasificatorio a los Juegos Olímpicos de Tokio. En sus palabras:
“Yo ingresé a la selección a finales de 2018 y era mi sueño, la meta más grande para poder participar de un Juego Olímpico. Gracias a Dios logré entrar a la selección. Lamentablemente no pude participar de los JJOO por la suspensión de los clasificatorios y decidí hacerme profesional y comenzar mi carrera como boxeador rentado”
Durante los años de pandemia Vergara pudo montar un gimnasio personal, en el cual entrenaba con su padre y la madre de su hija, Nazarena Romero, también púgil profesional. A nivel competitivo fue muy desventajoso, ya que estuvieron dos años con pocos combates y viajes: “Cuando llegó el momento más importante para el que nos estuvimos preparando años, el clasificatorio a los Juegos Olímpicos, se suspendió y quedé fuera.”
Agustín considera que la preparación para una competencia es lo más difícil, debido al alto nivel de los entrenamientos y a la rigurosidad de sus dietas, por estar constantemente por debajo del peso normal. Cree que subirse al ring lo puede hacer cualquiera, pero la cotidianeidad de un boxeador es algo completamente diferente.
Al momento de conversar sobre los valores de su deporte, el boxeador indicó que éste le salvó la vida: “tuve una adolescencia muy jodida, metido en muchas cosas que hubiera deseado no pasar. El boxeo me disciplinó, me dio una nueva vida, nuevas metas y sueños que me obligaron a ser disciplinado y aprender a vivir de otra manera”.
Cerrando la conversación, el entrevistado comentó que le quedan muchos compromisos como boxeador profesional, hasta fin de año. Junto a su equipo de entrenamiento, su familia y sponsors que lo apoyan incondicionalmente.
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