Al inicio de cada Juego Olímpico,
todos los deportistas se comprometen a jugar de manera justa y obedecer todas
las reglas olímpicas. Un atleta del país anfitrión toma el juramento, en la
ceremonia de apertura, en nombre de sus semejantes. El elegido sostiene en una
esquina la bandera olímpica, mientras lee el juramento: