A los 64 años, Elena Placci comenzó a entrenar para competir en torneos
de natación. Tiene 81 y lleva 95 carreras. Participa en competencias
nacionales, sudamericanas y mundiales.
Cuando tenía 64 años vi en la televisión cordobesa a un
nadador máster (Emilio López) que narraba su experiencia. Durante la
entrevista, mostraron un número de teléfono que no alcancé a registrar, por lo
que más tarde me comuniqué con el canal para pedirlo. ¿Por qué? Porque la
pregunta final que le hizo el periodista fue: “¿Quién podría practicar y
competir?”. Y él respondió: “Quien tenga ganas, voluntad y decisión”. Yo me di
cuenta de que cumplía con esas condiciones.
Llamé y hablé con el comodoro Fernando Rezoaglio (por
entonces, capitán del equipo de Másters del Círculo de la Fuerza Aérea) y fui
esa misma tarde. Lo gracioso es que cuando volví les dije a mi esposo y a mis
tres hijas: “Acuérdense de que lunes, miércoles y viernes voy a llegar tarde.
Organicen la cena porque voy a entrenar para empezar a nadar, voy a empezar a
competir”. Mi marido hizo una seña, se llevó el dedo a la sien como diciendo
“está loca”, me hice la que no lo vi y seguí.
Ese día, el entrenador Juan Carlos Joyas me pidió que me
tirara al agua y que nadara 25 metros de cada estilo que yo supiera. Yo suponía
que sabía tres estilos: nadé crol, espalda y pecho. Ya en los primeros 25
metros, estaba muy cansada. Al finalizar, con buena cara y de manera muy amable
me dijo: “Usted tiene que pulir los estilos para ser parte de los máster de
natación”. Comencé a ir a clases tres veces por semana para aprender estilos.
Tres meses después, el entrenador me volvió a probar. “Ahora
sí, comience a entrenar”, dijo. Entre las clases y el entrenamiento, iba a la
pileta seis veces por semana.
Mi primera carrera fue en Rosario en junio de 1999. Hoy,
llevo 95. Participé en torneos nacionales, sudamericanos, olímpicos y
mundiales.
La primera competencia no representó una gran experiencia
deportiva, no lo viví como una carrera de nadadores grandes sino como una
actividad para la “tercera edad”, pero ahí obtuve mi primera medalla y en mi
familia comenzaron a mirarme distinto.
Desde entonces, empecé a competir en cuanto torneo había. Me
fogueaba, perdía miedo, ganaba experiencia y seguridad. Por ejemplo, en los
primeros torneos no me tiraba de cabeza, pero ya después de un año de haber
iniciado, empecé con estilo mariposa.
Antes de esa decisión, no practicaba ninguna actividad
física con regularidad. No tenía tiempo, entre mi familia, el trabajo y todo lo
que hacemos las mujeres.
Mi último torneo fue el de Mayo en el Kempes. Los nacionales
se hacen dos veces al año y hay amistosos en diferentes provincias. Después,
están los sudamericanos cada año (fui a Chile, Paraguay, Uruguay, Brasil, Perú,
Colombia, entre otros). He participado de competencias olímpicas y mundiales de
Máster de Natación en Nueva Zelanda, en Australia, Suecia, Italia, Canadá y
Brasil.
A pesar de ese primer gesto de mi marido, siempre conté con
el apoyo de mi familia. Viajaba con mi esposo, quien me acompañó hasta que
falleció hace tres años.
La natación me ha dado amigas “rivales” entrañables en
diferentes partes del mundo. Somos muy solidarias entre nosotras. En ocasiones,
no tengo competidoras y la competencia es conmigo, el desafío es superarme.
Disfruto de la posibilidad de viajar que me ofrece la
actividad. De hecho, por eso estudié inglés. Nadar es una oportunidad que me ha
regalado experiencias y amistades en todo el mundo.
El tiempo no me sobra: tengo huerta, jardín, estudio
literatura, computación, escribo en mis viajes. A mí, hay que preguntarme qué
no me gusta. Tengo una vida social muy activa.
Sé que las circunstancias pueden haber sido muy difíciles
para mucha gente. Pero creo que siempre hay que tener objetivos. Muchas
personas han tenido vivencias negativas y resurgen como el ave fénix. Otras, se
deprimen. Yo creo que a la vida hay que enfrentarla y seguir adelante. Perder
miedos. En el agua por ejemplo, es necesario perder el miedo a cómo respirar y
vencer obstáculos como el cansancio.
Me gusta pensar que podemos inspirarnos y vencer temores.
(*) Elena Placci (81), Máster de Natación (mayores de 25
años). Nació en Río Cuarto, vino a Córdoba a estudiar el Profesorado de Inglés.
Es docente jubilada. Fue becaria en Estados Unidos. Es madre de tres hijas y
abuela de cuatro nietos.Ha participado en 95 torneos de natación. Figura en el
top ten de la Federación Internacional de Natación (Fina), entidad que nuclea a
másters de natación en todo el mundo.
Vía Federación Cordobesa de Natación - Gentileza La Voz
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