8.6.18

Buenos Aires 2018: Rugby Seven


·        
El rugby sevens se convirtió silenciosamente en uno de los deportes por equipos que más rápido creció en el planeta, en gran parte gracias a una multitud de nuevos países poderosos que compiten en el más alto nivel.

“Actualmente, no hay ningún país que domine la escena del rugby sevens”, dijo Carpenter.
Desde su inclusión en los Juegos Olímpicos de Río 2016, nuevos países estamparon su sello distintivo en el rugby sevens. Sus enfoques individuales ayudaron a crear un agregado impredecible al mundo de la ovalada.

Si bien países como Australia, Nueva Zelanda, Inglaterra y Fiji han dominado históricamente la Copa del Mundo de rugby sevens, ahora hay otros como Kenia, Estados Unidos, España y Canadá que están luchando intensamente por la corona.

Es un cambio en el equilibrio de poder que ocasionó que figuras como el encargado de desarrollar y buscar talentos de Australia, Hugh Carpenter, haya tenido que ampliar su enfoque en búsqueda del éxito.
“Actualmente, no hay ningún país que domine la escena del rugby sevens”, dijo Carpenter.
“Australia lo hizo en el último ciclo Olímpico pero luego vino Sudáfrica, y ahora Canadá está firme. En términos de competencia de hombres, está claro que cualquier equipo puede ganar”, agregó.
Gran parte de su éxito ha sido el crecimiento de este deporte en todo el mundo en las últimas décadas. Es más accesible que las versiones de 13 y 15 jugadores, ni hablar de la versión australiana de 18 jugadores.

El potencial para representar a sus países en los Juegos Olímpicos también atrajo a un enorme número de jugadores, tanto en Australia como en el resto del mundo.

“En la versión masculina, necesitas jugadores fuertes y potentes”, dijo Carpenter. “En la versión femenina, tener siete jugadoras rápidas en la cancha puede ser suficiente para darte la ventaja”, explicó
“Hemos visto muchas deportistas de atletismo que son deportistas naturales, venir al rugby sevens por ese mismo motivo. Capaz no son de categoría mundial para los 400 o 100 metros pero pueden hacer la diferencia en una cancha de rugby sevens”, comentó Carpenter.
El hecho de que ya exista una enorme escena de rugby sin contacto en Australia y un torneo nacional de sevens a nivel escolar quiere decir que Carpenter tiene un gran grupo del cual elegir jugadores.

Su trabajo es detectar a aquellos atletas que mejor se ajustan a esta versión reducida del deporte, y además de apoyarlos, retener a esos talentos y guiarlos hacia una trayectoria profesional segura

“En Australia siempre hemos tenido la tradición de atletas con buen control de pelota. Siempre ha sido uno de nuestros atributos claves y recurrimos a eso”, dijo.
“Un equipo como el de Estados Unidos se concentra en la fuerza de sus atletas. Kenia ganó su primera final del Circuito Mundial contra Fiji jugando con su propio estilo”.

“Realmente tenemos que hacer nuestra tarea con todos estos equipos porque todos traen algo nuevo a cada competencia”.

Lo que juega a favor de Carpenter, mientras descubre nuevos talentos, es la accesibilidad y versatilidad del rugby sevens moderno para los jóvenes.

El deporte demostró ser una inclusión popular en su estreno en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Nanjing 2014, y sin duda, será un gran atractivo de nuevo Buenos Aires, en octubre.




“Es un deporte fácil para aprender”, indicó Carpenter. “Tenemos las habilidades esenciales del rugby pero con menos jugadores. Los equipos son solo de 12, así que todos entramos en un transporte pequeño, todos reciben la pelota. Es fácil ver por qué creció tan rápido”.

El desafío ahora es cómo reducir su equipo de 25 a uno que pueda llegar a Buenos Aires 2018 y ser competitivo frente a la nueva ola de equipos emergentes que tienen un don natural y son impredecibles tácticamente.