Camila Paraje tiene once años y mucha proyección. Desde hace
tres, es la campeona provincial, título que revalidó hace muy poquito en la
ciudad de Río Cuarto. También, viene de subirse al podio en el Nacional de Mar
Del Plata, pisando fuerte en una categoría que siempre la tiene de
protagonista. Ambas medallas vienen por una carga subjetiva muy fuerte, pero
¿por qué?
Ella llega a la disciplina de una manera curiosa. A los 6
años, tras haber practicado durante uno en gimnasia rítmica, su entrenadora de
ese momento tiene que irse del club. De repente, se interesó por la artística,
le gustó y se fue. Y ahí no paró más.
Primero, recorrió la provincia. Luego, distintos lugares del
país y hasta llegando a competir ¡en Colombia! en un Panamericano de Clubes.

Tras un año turbulento, Camila puso su cabeza y su corazón al ciento por ciento para recuperarse, pero también se apoyó en su familia, entrenadora, compañeras y, sobre todo, en su psicólogo deportólogo, que fue de vital importancia. “El psicólogo ayudó mucho. No era nada fácil para ella ver a sus compañeras entrenar a full y no poder hacerlo”, dice Victoria, su mamá. “La verdad, hacía muy mucho que no la veía disfrutar como lo hizo los últimos dos torneos: No llorar ni enojarse, reírse, realmente disfrutarlo. Fue clave la asistencia psicológica para que sea así”, agrega.
Estos últimos dos torneos fueron reivindicatorios. Todavía
con cosas por mejorar, sin estar al ciento por ciento desde lo físico, pero
haciéndolo, nuevamente, con la sonrisa dibujada en el resto. Amando a la
gimnasia artística con todo el corazón.
Este mismo viernes, tendrá la chance de rendir para sumarse
a la división Elite, plaza donde se le abrirán las puertas para Selectivos,
Sudamericanos, Panamericanos y distintos torneos en función de su edad. Si no
es ahora, será la próxima pero será: porque Camila está de vuelta. Y más que
feliz.

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