Te invitamos a pensar sobre el
hambre real, el hambre emocional, la alimentación consciente y los estados de
ánimo.
Los procesos y hábitos de
alimentación humana en estos tiempos de pandemia generan interrogantes, acerca
de cómo se sucede nuestra nutrición en el organismo, con el seguimiento y la
constancia que amerita. Escuchamos hablar mucho sobre evitar el sedentarismo, y
la importancia de generar una alimentación que mejore la calidad de vida.
Pero: ¿qué sabemos realmente al respecto?
De manera etimológica, sabemos
que las palabras “nutrición” y “alimentación” son diferentes. En el Manual de
Nutrición y Alimentación Humana, la Dra. Ana Virginia Asaduroglu, nos señala
que:
“La nutrición es la ciencia de los
alimentos, los nutrientes y otras sustancias que estos contienen; acción,
interacción y equilibrio en relación a la salud y enfermedad. Son los procesos, por los cuales el organismo
ingiere, digiere, absorbe, transporta y utiliza los nutrientes y elimina
productos finales.”
“La alimentación es el modo de proporcionar
al cuerpo humano, los alimentos que le son indispensables.”
Si bien cada persona tiene
requerimientos nutricionales diferentes, existen guías, en nuestro país
contamos las GAPA- Guías de Alimentación de la Población Argentina. Que es una herramienta que
favorece la adquisición de conocimientos que contribuyen a un comportamiento
alimentario saludable. Se adaptaron conocimientos científicos nutricionales a
mensajes prácticos, promoviendo hábitos saludables.
Pero no solo debemos
detenernos en este punto. También nos vamos a detener en la alimentación del
alma, la alimentación de nuestro estado de ánimo.
En la época actual y las
circunstancias que atravesamos, generan
ansiedad y angustia, y muchas veces en vez de procesar o transitar estas
emociones recurrimos a satisfactores como ingerir alimentos, ya que el comer
genera placer inmediato. Por esto es importante definir nuestras emociones y
generar espacios de placer, consensuados entre la actividad física, intelectual
y emocional.
Imagen del instagram Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Córdoba. |
Es importante aprender a
alimentarnos de forma consciente “Mindful Eating”, para ello debemos siempre
poner atención en el plato, sin distraernos con dispositivos tecnológicos
percibiendo el nivel de hambre y saciedad, apreciando el sabor, aroma y textura
del plato, sobre todo disfrutando del momento presente.
Si bien el estrés es un estado
mental que atravesamos todos en algún momento de nuestras vidas. Estas
circunstancias de envergadura mundial nos
tomó casi por sorpresa, volviendo lenta nuestras vidas y hasta en algunos
casos, deteniéndola por completo en cuanto a trabajo, familia, actividad
física, y obviamente cambiando nuestra alimentación.
La tristeza, preocupación,
confusión, enojo, y miedo, son síntomas naturales del estrés, pero aun así no
debemos dejar abrumarnos por estas sensaciones y/o sentimientos.
Hay herramientas que se pueden
utilizar no sólo para mejorar nuestro ánimo, sino también nuestra alimentación
del alma y nutrición del cuerpo.
En este sentido cuando
hablamos de alimentar el alma, también es parte de nutrir el cuerpo.
Está comprobado
científicamente que la risa, el cariño de nuestros seres queridos, y la luz
solar promueven y generan defensas a tal grado, que acompañado de una buena
nutrición, hacen que tengamos menos probabilidades de deprimirnos
inmunológicamente.
Entonces, no sólo es bueno
consultar a una nutricionista, a tu médico de cabecera que es bueno para tu
alimentación y paralela nutrición. Sino
que también es altamente recomendable seguir consejos de tu corazón y de tu
alma. Todo aquello que despeje tu mente de lo controversial y conflictivo,
desde pintar mandalas, hasta hablar con un amigo sobre lo que te pasa, son
siempre herramientas que van a dar frutos en cuánto a lo emocional y lo físico.
La ansiedad nos juega en contra en estos días de encierro,
pero está en nosotros dar una oportunidad a la buena alimentación, el ejercicio controlado, y la vida sana en nuestros términos. En donde siempre habrá una
manera de afrontar las situaciones con optimismo, ya que a pesar del
aislamiento social debemos saber que no estamos solos, por el contrario.
Saber que podemos
hacer más y mejor en cuanto a la alimentación, nutrición del cuerpo y el alma, nos
da la oportunidad de recomenzar, de plantearnos que, si bien hay soledad, la
soledad del alma debe vencerse.
Y dar empuje en esa lucha, es lo que nos dará
fortaleza por dentro y por fuera.
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