16.1.18

Noche de Gala: José María Saponara - Ajedrez

La Confederación de Deportes entrevistó a todos los ganadores de los Escudos de Oro 2017, para saber como se iniciaron en el deporte, sus gustos, que opinan del amateurismo. Enterate en la nota todo sobre José María Saponara.


¿Cómo empezó a realizar el deporte?

De chico, cuando todavía tenía visión aprendí a jugar y me gustaba aunque nunca pensé en tomarlo muy en serio,  sino como un juego más. Ya de grande en el año 2010 y sin el sentido de la vista me comentaron que había una asociación de ajedrez para personas ciegas y disminuidas visuales A.C.U.A. (Ajedrecistas Ciegos Unidos de Argentina) y me asocié para tener más que todo un entretenimiento. La verdad es que el deporte me atrapó y decidí practicarlo poniéndome como meta ser el campeón argentino lo cual todavía no logré pero si en los dos últimos años he llegado al sub-campeonato.

¿Qué es lo que más le gusta de la práctica?

El poder asistir a muchos torneos conociendo en cada uno lugares nuevos y personas increíbles que me ayudan a crecer, aunque a veces deba dejar un poco de lado la familia que siempre me apoya.

¿Qué es lo más difícil de que tu deporte sea amateur?

El que no haya una remuneración económica a tanto esfuerzo y la cantidad de horas que es necesario entrenar.

¿Qué deseas para el 2018?

Además de lograr el tan ansiado título nacional tener una buena participación en el Panamericano que se celebrará en noviembre.

¿Cuál es la mejor enseñanza que te dejó este deporte?

Muchas son las cosas que aprendí jugando al ajedrez, el hecho de tener que enfrentarme a tomar decisiones en cada momento me ayudó mucho en la vida misma, pero la mejor enseñanza fue el fabuloso poder de integración que viví, ya que yo me sentía muy dolido por haber perdido la vista y me encontré con personas con muchas más falencias que la mía como además de ceguera, sordera, esclerosis múltiple y amputaciones de miembros debido al glaucoma lo que me enseño que siempre hay que dar gracias a Dios por lo que tenemos y no sufrir por lo que nos falta.