El deportista que acaba de lograr la clasificación a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, cuenta sus entrenamientos, sueños e historia de superación.
Ariel Atamañuk se desempeña
como gendarme y durante un día normal de rutina, tuvo un accidente automovilístico
junto a sus compañeros. Lamentablemente, uno perdió la vida y él las dos piernas.
“En ese momento hice una
maniobra en la cual yo dejé mis partes para salvar la vida de mis compañeros”, expresaba hace unos meses en una entrevista para la TV
Pública.
Antes del suceso que
cambió muchas cosas en su vida, su relación con el deporte era a través del
fútbol con amigos o correr. En 2016, cuando vio una disciplina que dependía
solamente de su esfuerzo, se enamoró. Así, el kayak es una de las cosas que le
permite “mirar siempre hacia adelante y mejorar su rehabilitación”.
Las cosas que más le
apasionan de la actividad son: el contacto con la naturaleza, la amistad que
logra con otros atletas y los resultados que puede llegar a obtener. Gracias a
su voluntad, logró la clasificación a los Juegos Paralímpicos de Tokio:
“Uno siempre piensa en los Juegos, y decidimos arrancar paso a paso, entrenando mucho. Hoy hago actividades físicas de lunes a sábados y algunos días doble turno, son muchas horas de entrenamiento, pero la satisfacción es grandísima. Estoy muy contento de que las cosas se dieron de la mejor manera y soy yo el que va a tripular la embarcación en Tokio”.
Con la emoción latente en
cada palabra, Ariel va a Japón con todas las expectativas de ganar. Además, en
la Copa del Mundo que le permitió soñar con las olimpíadas, pudo hacer
excelentes marcas y quiere “bajar segundos” en sus próximas
presentaciones.
Al ser consultado por la
implicancia psicológica en el deporte, el kayakista declaró que le parece “sumamente
importante” llegar a un equilibrio entre lo físico y lo mental. Asimismo,
la experiencia que va adquiriendo en las competencias, le permite mejorar día a
día.
La capacidad de afrontar distintos
obstáculos, lo ayudan a la hora de estar lejos de su familia: “El tener que
estar lejos o dejar de hacer algunas cosas para cumplir con los entrenamientos,
es un poco difícil. Mi esposa siempre me acompaña en los viajes y la tecnología
nos mantiene unidos, pero
es difícil. Ella es la que me banca en todo, la que está ahí cuando las cosas
se ponen difíciles”.
Para este año, luego de la
cita en los Juegos, le queda un Mundial en Dinamarca donde intentará estar, pese
a la dificultad económica que eso implica. A todas las citas, lo acompañará su
elemento de suerte:
“En la pista nacional de remo y canotaje hay un barco abandonado, fuera de servicio y siempre lo cruzo. Entonces, antes de viajar para Hungría le pedí al entrenador que me baje una pieza y la puse en mi asiento. Se dio de la mejor manera, así que creo que esa piecita de fierro también viajará”.
Ariel Atamañuk no dejó de
agradecer el apoyo de la Escuela de Canotaje de Córdoba, la Agencia Córdoba
Deportes, Gendarmería Nacional y a todos los que están alentando o alegrándose
por los logros. Además, resaltó la importancia de intentar, por más que parezca
difícil, siempre hay caminos para alcanzar los sueños.
Desde la Confederación
de Deportes, agradecemos la entrevista con Ariel Atamañuk y le deseamos
muchísimo éxito en Tokio.
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