La velocista que participó en el torneo de Guayaquil, viene de una gran lesión que no le permitió competir de la mejor manera. En esta nota, habla de su infancia, el futuro y la odisea para llegar a Ecuador.
Noelia Martínez, lleva el
atletismo en la sangre. Desde muy chica, lo practicaba sin saberlo y cuando
comprendió de qué se trataba, no dudó en colgarse al tejido del predio Municipal
hasta que sus padres la anoten oficialmente.
“Siempre me gustó el deporte. No conocía lo que era el atletismo en sí, pero inconscientemente yo lo hacía en el barrio, organizando carreritas con los vecinos. En el colegio primario tuvimos atletismo muy por encima, pero me destacaba mucho en salto en largo y velocidad. Me llamaba mucho la atención y siempre quería dar más”.
Tres años después de haber
comenzado a practicar, compitió en los Juegos Evita, ganó a nivel nacional y
accedió a los Sudamericanos. En ese momento, se dio cuenta de que se quería
dedicar al atletismo para conocer lugares y alcanzar su máximo nivel.
Al ser consultada por sus
sentimientos a la hora de correr, la entrevistada mencionó que intenta poner el
foco en disfrutar y visualizar lo que quiere lograr. Como muchos atletas que inician
un deporte desde niños, Noelia no lo tomaba como algo serio, pero estaba segura
del amor por esta disciplina.
“Me apasiona mucho todo, desde que me tengo que levantar para ir a entrenar, hasta que me tengo que acostar a descansar para seguir haciendo lo que a mí me gusta. Me apasiona exigirme, entrenar, competir, es algo que lo hago con el corazón. Me apasiona el deporte, la garra que todos los atletas le ponen para lograr resultados. Yo viajo desde los 14 y aprendí a independizarme”.
En todos sus años de
participación en torneos nacionales e internacionales, nunca había vivido una
situación como la que debieron pasar para ir a Guayaquil. La
deportista venía de un 2020 complicado por una lesión y tenía muchísimas expectativas
para medir su rendimiento.
Sin embargo, de un día
para el otro, se enteró que muchos iban a quedar afuera por distintos motivos. Ahí,
empezó un proceso muy estresante y sumado a la incertidumbre, los integrantes
de la Selección debieron lidiar con la presión desmedida de los medos de
comunicación.
“Es algo que no debe suceder, pero sucedió y pudimos resolver. Creo que hay que mirar el vaso medio lleno. Fue duro el hecho de tener que ocuparnos de algo que no era un detalle menor. Viernes y sábado no dormimos nada, a la expectativa de lo que pasaría. Entre nosotros nos íbamos motivando y eso nos logró unir. La Confederación de Atletismo nos bancó en esta, nos alentaba a seguir”.
Haciendo un balance sobre
su rendimiento, Martínez reconoció que no fue el mejor, pero sí el que podía
dar en ese instante. Sabemos que volver a la pista luego de un año sin
actividad implica un trabajo físico y mental muy complejo, del que muchas
veces, los atletas de alto rendimiento salen perjudicados.
Pese a las complicaciones,
la entrevistada se mostró optimista con el viaje porque pudo repensar muchos
aspectos relacionados a su carrera. En cuanto al rol del estado o las
instituciones deportivas, finalizó: “Necesitamos tener más comunicación,
empatía y generar planes objetivos pensando en los atletas”.
Con su testimonio, Noelia
Martínez nos enseña la importancia de mantenerse positivo, aunque la situación
sea muy compleja. Desde muy chica, salió adelante y venció miles de obstáculos
deportivos, económicos y físicos gracias a su fortaleza. Por eso, estamos
honrados de contar con sus palabras.
Desde la Confederación de Deportes, agradecemos esta entrevista y estamos a disposición para seguir en el camino a construir otro deporte, donde las nuevas generaciones tengan la importancia que se merecen.
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