Hoy hablamos con Ezequiel Cavallin, entrenador y miembro del seleccionado nacional de Combate Medieval, una disciplina de lo más llamativa e interesante que se desarrolla en nuestra provincia. Te contamos todo sobre el deporte y lo que necesitas saber sobre esta disciplina.
Córdoba es sin dudas una provincia muy grande y diversa, donde conviven muchos tipos de culturas, paisajes y costumbres, pero hay algo que une a toda la provincia entera y la caracteriza frente al resto, que es la pasión por el deporte.
Esta pasión ha llevado al deporte en la provincia hacia horizontes que aún resultan desconocidos o no tan difundidos. Uno de esos horizontes es el Combate Medieval.
Le preguntamos a Ezequiel cómo definiría según sus palabras al deporte:
‘’El combate medieval es un deporte de contacto pleno, como el boxeo o el kick boxing con la particularidad de que se utilizan armas y armaduras de la edad media. En el Combate Medieval hay tanto categorías individuales como grupales. En las individuales se puede participar en duelos tradicionales y Pro Fight del estilo moderno similar al MMA o al Vale Todo donde se involucra un combate mixto de golpes y derribos.
Mientras que en las grupales o Buhurt, hay distintas categorías también que pueden ir desde el dos contra dos, hasta el treinta contra treinta donde se intenta derribar al rival, mediante golpes y técnicas, tratando de lograr que tenga 3 puntos de apoyo o más en relación al suelo. Una vez logrado se cuenta como baja. El equipo que logre más bajas al contrario, gana el round; se compite hasta ganar 3 rounds’’.
El Combate Medieval tuvo sus inicios en la provincia allá por el año 2013 con un grupo de recreacionismo histórico llamado Córdoba Medieval del que Ezequiel formaba parte pero decidió abrirse y fundar su propio grupo llamado Draconem Clan. Este nuevo grupo puso un enfoque más hacia lo deportivo y competitivo, pero siempre manteniendo el reglamento histórico y la estética.
El Combate Medieval presenciado en vivo mantiene una similitud muy verosímil con lo que habrían sido los combates en la edad media. Las armas y armaduras que se utilizan están situadas temporalmente entre los siglos XIII al XV, constan de equipos homologados tanto en la seguridad como en los componentes, es decir, son reales en su fabricación y en la apariencia. Sin embargo, estas armas no tienen filo ni punto y dentro del combate no se permiten las estocadas, ya que el objetivo del combate es proporcionar golpes de percusión con las hojas de las armas al rival.
El deporte es sin dudas muy llamativo, tanto en sus prácticas como en su estética, esto decía Ezequiel:
‘’El motivo que intriga a la gente a practicar el deporte en primera instancia es lo visual y lo llamativo. La gente al principio viene por la foto, pero después se encuentran con la realidad, la adrenalina y el estrés físico, por lo que muchos a partir de ahí no continúan’’.
Aunque sin duda lo más innovador es la modalidad de combate colectivo donde se pueden llegar a enfrentar hasta treinta contra treinta competidores. Algo muy interesante de ver.
La participación en la disciplina requiere de mucho entrenamiento ya que las armaduras suelen pesar aproximadamente 30 kilos, sumado al peso de las armas en sí, ya que al estar hechas de hierro, acero o titanio presentan una robustez considerable. Sin embargo el entrenamiento no competitivo se realiza mediante una práctica llamada Soft Combat, en el que se utilizan escudos y espadas de material sintético, ligeras y acolchadas, con protecciones al cuerpo como las de Kick Boxing.
Dice Ezequiel:
‘’El Combate Medieval es un desafío personal y psicológico importante. Se conoce mucho a la gente a través de esa situación ya que no hay forma de ser deshonesto cuando hay combate real, lo cual te ayuda a leer a las personas.
Te propone un reto muy grande y una forma de superación en torno a las posibilidades del cuerpo en respuesta a la adrenalina y a otros factores, lo que lo vuelve muy interesante.
A nivel de fraternidad también es muy positivo, tanto en buenas relaciones con los compañeros como con los contrincantes porque se mezcla mucho la atracción y el disfrute de la actividad y se genera afinidad con el resto sea del bando que sea’’.
Esperamos que el futuro de la disciplina sea tan brillante como lo han sido sus comienzos y se mantenga como un viaje a la edad media en pleno siglo XXI, un deporte y un espectáculo muy interesante.
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